jueves, 6 de septiembre de 2012

la vicepresidenta


Ella era una Blancanieves con látigo y botas altas. Podía usar perlitas de oro pero combinadas con musculosa gatuna y minifalda negra.  Mentirosa con su vocecita cantarina y ojos simpáticos, de verdad, era una yegua. Morocha de pelo largo, con mucha cadera. Me la podía imaginar sacudiendo la melena, ofuscada, mientras me gritaba:
-vos sabías perfectamente que yo estaba trabajando en ese tema y tenías que preguntarme a mí qué  hacer, ¿no lo entendés? no tenés autoridad acá, yo soy la vicepresidenta, la presidenta en ejercicio, ¿te creés que me estás pasando por encima? A ver, ¿me podés decir qué formación tenés vos?
Y  mientras, del otro lado del teléfono, yo le enumeraba los renglones de mi currículum, me la imaginaba  de piernas abiertas en su silla giratoria,  una mano sosteniendo el celular y la otra, un poco distraída, entrando por entre la bombacha y el pubis, abriéndose camino entre los labios hasta encontrar la piel suave y húmeda del clítoris, latiendo sorpendida de lo ajeno de sus propios dedos fríos que la despertaban extrañamente a otros sonidos silenciosos, hasta que no escuchaba más nada de lo que yo le decía. Cuando terminé de hablar, del otro lado había sólo silencio.


1 comentario:

  1. una obviedad, me lo inspiró la nota sobre el video hot de Cristina... o fueron ideas simultáneas? la realidad supera a la ficción a veces

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