viernes, 3 de abril de 2009

La primera vez



Alguien me contó hace poco, que le pasó algo parecido a esto. Y eso me hizo acordar...


Una sola película en la vida me produjo arcadas. Un cocinero sádico, elegía sus víctimas para cocinarlas en originales variantes. Los ingredientes de las macabras recetas incluían sangre, como  mínimo, órganos externos o visceras, orina o materia fecal, y combinaciones de todos ellos. Me acuerdo que la gente en el cine, se levantaba de los asientos y se iba yendo, indignada, o espantada.  Yo nunca me había ido del cine antes de terminar una película. 
Era mi primera vez en un cine de la calle Lavalle, la primera vez en el cine en Buenos Aires.  La primera vez que me levanté del cine y me fui.  Era esa  época en la se tienen  muchas
 primeras veces por delante, muchas expectativas-fantasías-esperanzas.   Todavía me pregunto, ¿hoy me iría de ese cine  o me aguantaría  hasta el final para ver cómo terminaba esa asquerosidad de película?

Nuestro mundo es ese poquito que nos rodea, y sin embargo es nuestro universo personal.   La ecuación que rige nuestras pequeñas vidas, tiene muchas variables. ¿Tiene infinitas variables? 
 Nos gusta imaginar que sí, en nuestra infantil soberbia.  Pero no.  Nuestras posibilidades, nuestras probabilidades están acotadas,  somos una probabilidad de 1/x,  nos guste o no.  Bueno, somos el producto de la probabilidad de sucesos independientes, está bien. Tenemos algunas chances más. 
  Si pudiera repetir los cálculos de mi vida, ¿volvería a caminar sola hasta una terminal en Brasil?,¿no cocinaría ninguna torta durante la adolescencia? 
  Pero, alto.  Si cualquier otro sujeto en el mundo decide rehacer los cálculos de su vida, al mismo tiempo que yo,  ahí se me armaría el problema matemático, y de repente
 me cambiarían las opciones, bah, las variables.Uf.   Ni hablar si a dos sujetos les da por hacer ecuaciones complejas con su vida, a la vez que yo lo intento.  Terminaríamos todos locos, 
encerrados, y si el psiquiatra resulta que no quería hacer eso, que quería tocar el piano. De pronto, te encontrás encerrado, enchalecado, empastillado, y el doctor quién es, a este no lo conozco, 
traiganme al otro, ¡al otro!.
Entonces al final no es tan malo tener una sola opción, una sola oportunidad de vivir  la vida por primera vez.  Una segunda oportunidad también, sólo se tiene una vez.  
Un día de estos me alquilo el DVD y te cuento el final.  ¿lo conseguiré?

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